La respuesta a la pregunta del titular es clara, a día de hoy mal, pero dentro de dos puede que la cosa cambie. No tengo nada claras mis prioridades respecto a la próxima generación, y si tuviese que dar el paso sin saber lo que vendrá mañana, lo más probable es que invirtiese el dinero en un buen PC.
Microsoft se ha movido en una dirección que, como esperábamos, iba a ser muy complicada. A ojos de la empresa si el rendimiento obtenido con Xbox 360 respecto a público se mantiene, las relaciones con otras desarrolladoras y distribuidoras van a mejorar, los números, que al final es lo que realmente le importa a una compañía, iban a cuadrar.
El problema es que el público, o como mínimo la voz que más se escucha a través de la red, no parece estar demasiado de acuerdo con la iniciativa. Los sistemas DRM han llevado muchos quebraderos de cabeza al público y la conexión a internet de Xbox One se ha entendido como uno más. No entraré en si nuestro juicio es acertado, pero todos los cambios conllevan estas cosas.
En Sony, conocedoras o no de este sistema, han aprovechado para asegurar que todo lo relacionado con su nueva máquina irá por otra vía, presentándose así con una propuesta mucho más apetecible para esas quejas pese a que aún desconocemos todos los detalles de su futuro.
Es esa falta de transparencia desde el minuto uno lo que nos ha llevado hasta este punto e impide ver con claridad que nos deparan los próximos meses, y todo apunta a que será el E3 el que acabe de poner todas las cartas sobre la mesa. Yo creo que incluso será mucho después, cuando las consolas empiecen a circular, cuando conoceremos con certeza a qué atenernos.
Ya sabemos las idas y venidas que puede dar una consola a lo largo de una generación, de hecho constantemente lo vemos, tanto con plataformas como con compañías, y estos últimos años han sido especialmente prolíficos respecto a ello. La clave, como he comentado en más de una ocasión, está en la santísima trinidad de este negocio: calidad, precio y catálogo.
Suele aparecer algún añadido en busca de esa cuarta característica diferencial, lo vimos con Wii y posteriormente con Kinect. El segundo no funcionó ni de lejos todo lo bien que el primero, pero Microsoft parece seguir apoyándose en esa búsqueda, que con Xbox One le ha llevado a todos los aspectos de entretenimiento que presentaron en su última conferencia.
Lo que me tranquiliza, si es que la situación puede cederme un segundo para ello a escasas horas de empezar la feria, es que Microsoft ya ha confirmado en más de una ocasión que el tiempo del E3 va a ser dedicado plenamente a sus juegos. No sé si lo haré en navidades o mucho más adelante, pero sé que habiendo joyas de la talla de Crackdown o Gears of War, y sin perder la fe en lo de que ya va siendo hora de que Rare despierte, tarde o temprano me acabaré acercando a Xbox One.
Con limitaciones o no, como plataforma principal o como secundaria, serán ese precio, esa calidad y sobre todo ese catálogo los que lo decidan. A día de hoy no me caso con ninguna, ya hablaremos en unos días.
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