Cuando el verano pasado Satya Nadella anunció un cambio de rumbo en Microsoft, escribí en esta misma web que bajo su mando la compañía buscaba su propia identidad y ya no quería parecerse a Apple o a Google. El propio Nadella repite esa idea cuando se le pregunta por aquello que define a Microsoft. En una reunión con medios y analistas celebrada el pasado otoño en la sede de la compañía, el CEO desmarcaba a su empresa de Apple, orientada a fabricar dispositivos, y de Google, centrada en los datos y la publicidad. Microsoft quiere ser otra cosa, y de ello hablan sus acciones.
En febrero de 2014 Satya Nadella es nombrado CEO de Microsoft. En abril, durante Build 2014, la compañía anuncia la gratuidad de licenciar Windows en smartphones y tablets de menos de 9 pulgadas de pantalla. En marzo Office táctil desembarca en iPad. Durante el verano los de Redmond hacen público su definitivo cambio de rumbo. En septiembre ponen en marcha el ambicioso programa de pruebas de Windows 10 en el que cualquiera puede participar. En noviembre anuncian acuerdo estratégico con Dropbox, la preview de Office para Android y la liberación de .NET. Y así podríamos seguir con otros tantos actos que hacen a uno preguntarse sobre lo que traman en Redmond.
Repensando la productividad
La nueva identidad de Microsoft viene definida por una palabra que siempre ha rodeado a la compañía pero que ahora parece la más recurrida por sus directivos: la productividad. Escuchada así, a secas, no parece una palabra atractiva o con capacidad de atraer al mercado de masas. Es más, parece que estemos ante un reforzamiento del negocio empresarial de Microsoft y un cierto abandono de la vertiente consumidor. Pero nada más lejos de la realidad.
La Nadella de Microsoft pretende "repensar la productividad" entendiendo ésta como la capacidad de realizar cualquier tarea, del tipo que sea, de manera eficiente y efectiva. Desde la empresa que está diseñando un nuevo producto o servicio, hasta el usuario que quiere mejorar su estado físico o cocinar una simple receta. En todo ese rango de actividades que envuelven nuestro día a día, incluyendo trabajo y vida cotidiana, Microsoft quiere estar presente, para ayudarnos a ser más productivos, a aprovechar mejor nuestro tiempo y recursos, y a construir más y mejores cosas.
Y es que la cuestión central para Nadella ya no es hablar de Microsoft y sus productos o servicios, sino de su capacidad para empoderar a otros para que construyan los suyos propios. El resumen no podría ser más sencillo y centrado: el nuevo CEO quiere que su compañía sea la proveedora de las herramientas y las plataformas que permitan a otros construir productos y servicios. Esa es la nueva Microsoft de Nadella, aquella encaminada a ayudarnos a todos en nuestra vida y trabajo.
La irrelevancia del sistema
Muchos podrán decir que esa Microsoft de Nadella no tiene nada de nueva, que ese ha sido siempre el leitmotiv de la compañía. Podrán argumentar que así lo era con esa primera idea de un PC en cada casa, que lo fue aún más con la llegada de Windows y Office, y que así ha seguido siendo con servicios como Azure. Desde sus inicios, la tarea de los de Redmond ha sido proporcionar el sistema y las herramientas con las que desarrolladores y usuarios construyeran sus productos y servicios. No podía ser de otra forma cuando representaban más del 90% del mercado.
Pero el mundo ha cambiado. La propia Microsoft reconoció recientemente que los equipos con Windows apenas representan el 14% del mercado de dispositivos actual. Su sistema mantiene una posición dominante en el estancado ámbito de los ordenadores personales, pero palidece en los florecientes sectores de smartphones y tablets. Con los usuarios girando cada vez más hacia éstos, la propia idea de los de Redmond de ser la compañía de la productividad tenía que redefinirse.
En este mundo móvil y en la nube, en el que Nadella no ha dejado de insistir, no importa si el logotipo adherido a cada dispositivo es de tu marca o si el sistema que corre en él es el de la casa. Cuando en Redmond hablan de "mobile first" no están pensando en dispositivos, sino en la movilidad de la experiencia, en poder trasladarla en cualquier momento o lugar sin cambiarla o comprometerla. Eso solo es posible con la nube, ese "cloud first" de Nadella, y con un enfoque multiplataforma.
El agradecido enfoque multiplataforma
La antigua Microsoft vivía en un mundo en el que un único dispositivo era utilizado para producir cosas. Era entonces cuando importaba el sistema. En el mundo actual los dispositivos son múltiples y diferentes. Para Nadella, el principal reto de su compañía consiste precisamente en entender esa irrelevancia del sistema. Comprender que, sin importar qué dispositivo estés utilizando, una aplicación o servicio de Microsoft debería estar ahí para ayudarte, aunque no la veas.
Todo lo anterior explica porqué tiene sentido sacar Office en iOS y Android tan pronto esté listo, porque ellos representan actualmente el porcentaje más alto de usuarios en móviles. Por eso tiene también sentido aliarse con Dropbox para que los usuarios de Office puedan utilizarlo como sistema de almacenamiento, porque él es el líder del sector. Y así muchas otras cosas, como crear aplicaciones para Android, abrir Azure a herramientas ajenas a la compañía, liberar .NET, etc.
Pero nada de lo anterior significa abandonar a Windows. Para una compañía obsesionada con la productividad Windows es el paradigma. Convertido en el sistema operativo de ordenadores más utilizado por las empresas, es absurdo pensar que en Redmond estén dejándolo de lado. No solo no es así, sino que Microsoft parece decidida a recuperar con Windows 10 la imagen de sistema productivo dañada tras el experimento de Windows 8.
El respaldo necesario
Windows, Office y Azure accesibles allí donde fueres. Ese es el plan de Nadella. Solo quienes se empeñan en ver el mundo de la tecnología como una competición en la que o estás con mi compañía o eres el enemigo pueden sentirse molestos por esa estrategia. Por fortuna, tanto la inmensa mayoría de usuarios, como los medios y accionistas, parecen estar respaldando el camino tomado.
Solo quienes se empeñan en ver el mundo de la tecnología como una competición en la que o estás con mi compañía o eres el enemigo pueden sentirse molestos por la estrategia multiplataforma y abierta de la Microsoft de Nadella.
Sin ir más lejos, la semana pasada CNN colocó a Satya Nadella como tercer mejor CEO del año. La clasificación es el último reconocimiento recibido por el que desde febrero es el máximo mandatario de Microsoft. Su trabajo al frente de los de Redmond durante estos meses no ha pasado desapercibido y muchos están valorando positivamente el cambio en la estrategia y en las formas de la compañía. Tanto que uno empieza a pensar que con Nadella ganamos todos.
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