Sobre la convergencia hemos hablado mucho desde el lanzamiento de Windows 8. Al principio eran señales sutiles, luego las menciones al _one Windows_ y hoy, junto con el lanzamiento de Windows 10, la confirmación de que todos los sistemas de Redmond serán uno.
La pregunta era la siguiente: _"¿Es Windows 10 la siguiente versión del sistema operativo móvil?"_ Y Belfiore no se ha andado con rodeos: la respuesta ha sido un sí rotundo. No tendrá un escritorio, pero sí será el mismo sistema por debajo. Las ventajas son obvias: no sólo más integración como la que hemos visto hasta ahora (aplicaciones universales, por ejemplo) sino también más velocidad de desarrollo para todos los sistemas.
Y aunque no se le ha preguntado concretamente, podemos imaginar que los teléfonos actuales sí podrán actualizar: de hecho, el kernel o núcleo de Windows Phone y Windows es el mismo, Windows NT. Y sería una explicación lógica para el corte que pegó Microsoft a los usuarios de Windows Phone 7: mejor hacerlo en ese momento que ahora.
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