Microsoft ha presentado hace un par de días la última versión de su tableta profesional: Surface PRO 3. Una maravilla tecnológica que mete un ordenador wintel completo en un formato tableta de 12 pulgadas y poco más de 9 milímetros de anchura.
Una verdadera demostración de poderío tecnológico, de llevar hasta el límite actual la minituarización de los componentes informáticos para obtener un dispositivo que entra directamente al mercado “premium” tanto en calidad, potencia y precio.
Sin embargo la presentación y el producto me han producido un regusto agridulce.
Una maravilla tecnológica
Aun cuando ya hemos hablado de las primeras impresiones tanto en XatakaWindows, como los compañeros de Xataka, yo aún no puedo dar una opinión de primera mano sobre el dispositivo.
Pero si puedo asegurar que los problemas de ingeniería subyacentes de conseguir esta integración son todo menos trivial. Aun contando con el bagaje y experiencia de las dos versiones anteriores de la Surface PRO que ha sido utilizada por millones de personas en todo el mundo.
Sin duda es un acierto el haber cambiado la proporción de la pantalla a un mucho más cómodo 3:2. Es decir, es tres veces de ancha como dos de alta. Un formato que en 12” nos deja un área de visión muy cercano al de una hoja de papel tamaño A4 y que facilita la lectura y el trabajo con aplicaciones informáticas.
Además el concepto de pantalla pixel free significa que los puntos de la misma son tan pequeños que a la distancia de uso normal el ojo humano no es capaz de distinguir el pixel físico, consiguiendo una calidad de imagen analógica.
A esto hay que unirle una resolución de pantalla más allá del Full HD (2160x1440), lo que a los usuarios de programas de edición de textos o gráficos, desarrollo de aplicaciones o cualquiera otro que necesite toda la cantidad posible de información en la pantalla, le viene de perlas.
Por otro lado el cambio de fabricante para la tinta electrónica ha sido en pos de una mayor precisión y feedback en el uso del lápiz; avanzando en la integración con aplicaciones como OneNote en la búsqueda de un verdadero bloc de notas digital.
Sin duda la Surface PRO 3, como si fuera el último superdeportivo llegado al mercado, ha conseguido estar presente en todos los medios y en casi todos para muy bien. Lo cual es un gran avance en comparación con sus predecesores a los que les costó mucho más entrar en el foco de la prensa de fuera del ámbito tecnológico.
Incluso se ha llegado a decir que la SurfacePRO 3 representa el cambio que está imponiendo y consiguiendo Satya Nadella desde la marcha de Steve Ballmer, huyendo de las viejas y eficientes políticas moderadas y llevando a Microsoft hacia los nuevos horizontes con más arrojo y valentía.
El lado oscuro de la superficie
Sin embargo, a pesar de ser posiblemente el dispositivo más avanzado que nunca ha construido Microsoft, la presentación realizada ha sido bastante mala, por no decir pésima.
La comparación de la Surface PRO 3 con el Mac no ha sido acertada, ya que son dispositivos difícilmente comparables cuando el Apple es un ultrabook sin capacidades táctiles, ni capacidad de uso como tableta, pero con ventajas evidentes.
También se perdió una excelente oportunidad para resaltar la avanzada e incomparable tecnología de tinta electrónica, haciendo una frustrante demostración del uso de una aplicación con más de una década de antigüedad.
Y, aunque es fácil decirlo desde este lado del escenario, creo que se podría haber sacado mucho más juego a un dispositivo que, como no me canso de repetir, es excelente.
Que hablen bien, mejor que mal
Peor ha sido la incapacidad de Microsoft por controlar el “Hype” de la presentación del día 20 que se inició y mantuvo la expectación sobre la Surface Mini, de la cual no se ha dicho nada más desde entonces, emergiendo el rumor por una posible tableta “grande” pocos días antes del evento.
Hay pocas cosas que hagan más daño que el no gestionar bien la expectación y que se vuelva en contra de lo presentado. Y es lo que ha pasado con la Surface PRO 3, nadie la esperaba. De hecho el que apareciera era secundario ante los rumores desde hacía semanas sobre una nueva RT de 8”.
Y la decepción ha quitado brillo a un dispositivo que debería haber hecho correr muchos más ríos de tinta de los que está haciendo correr. Tanto por los aciertos de los rumores, como por lo que se hubieran desvelado como insospechados.
¿Qué pasa con RT y Modern UI?
Surface PRO 3 es un dispositivo que prima sin duda el Escritorio. Por supuesto tiene capacidades táctiles y podemos utilizar las aplicaciones de la Tienda de Windows, pero ahora mismo un ultrabook con esta potencia solo tiene sentido si se usa principalmente con teclado y raton.
Es más, la ruptura de la tradición de presentaciones simultaneas de las nuevas versiones tanto para la versión PRO como para la RT de las Surface, deja la duda – siempre presente – sobre el destino del sistema operativo “pequeño”.
Sin duda, la Surface PRO 3, no es la máquina que se va a vender a cientos de millones de usuarios y que va a fomentar el uso de la parte táctil de Windows 8, lo cual a su vez hace que las empresas de desarrollo sean aún más reacias a utilizar sus recursos en una plataforma (Modern UI) que no está claro hacia dónde va.
Se supone que este papel lo va a representar la Surface RT 3, si llega a salir algún día, o la esperada Surface Mini con capacidad de tinta electrónica… pero de esta última los rumores no son nada halagüeños.
Incompatibilidades hacia atrás
Además hay que sumar ciertas incompatibilidades del hardware con las versiones anteriores que, sin ser una sorpresa, sí que puede llegar a ser molesto para los usuarios que tienen una Surface PRO o PRO 2 con poco más de un año de antigüedad.
Por ejemplo, los que se gastaron el dineral en comprar un teclado con batería no lo pueden utilizar con la nueva Surface; los Cover actuales si funcionan pero no cubren toda la pantalla (lógico), en cambio la fuente de alimentación tiene un conector incompatible tanto con las versiones PRO anteriores, ni con las RT; y las Dock station también son incompatibles en ambos sentidos.
Y aquí aparece otra debilidad de la PRO 3: su falta de conectividad estándar. Para conectarse a una red vía un puerto RJ45, o conectarse a un monitor con puerto VGA, o a una TV por un puerto HDMI, en todos los casos es necesario comprar aditamentos que no están incluidos en el precio. Y que significan un importante incremento del mismo, o fiarse de los productos más económicos de otros fabricantes.
¿Contra quién compite?
En medio de un debate sobre este tema, un tertuliano puso palabras a una sensación que he tenido desde la presentación del día 20: ¿Contra quién compite la Surface PRO 3?
Es un producto profesional orientado a poco menos de un 10% del mercado de los dispositivos ultra portátiles. Dirigido a un usuario exigente en la calidad de acabados, de los materiales, de las prestaciones y fiabilidad. Un usuario de gama alta que marca un status con el dispositivo que lleva bajo el brazo, y que tiene una abultada cartera o capacidad de endeudarse.
Pero no veo más ventaja competitiva que el increíble peso (800gr.), su capacidad de ser utilizada como tableta pura con una enorme potencia de cálculo y la excelente tinta electrónica. Incluso la duración de la batería (9h) palidece ante la comparación con ultrabooks capaces de funcionar 15 horas continuadas.
El mejor teclado de la Surface PRO 3 – el Type Cover que se compra aparte - no supera ni en precio ni calidad a un teclado dedicado o el de los ultrabook puros de esta gama.
La pantalla es muy buena, pero no estoy seguro si es capaz de batir de forma clara y contundente a una Retina. Las 12” diagonales acerca la tableta a los ultrabook, pero los de esta calidad están tendiendo a las 13” o 14”, porque el aumento de peso es mínimo y la comodidad de uso es mucho mayor.
No existe, ni parece existir a corto plazo, ningún competidor que meta un i7 en tan poco espacio. Y mucho menos a ese precio. Visto lo cual todo lo anterior, veo que la Surface Pro 3 está en un nicho del mercado en donde nadie más está actualmente, y por lo cual no tiene competidor alguno. Y eso es así porque el dispositivo es realmente una TabletPC.
Un tipo de dispositivos que tuvieron su momento hace unos cuantos años, y que desaparecieron a causa de, entre otras muchas, un elevado precio.
Conclusiones
A falta de poder “catar” una en primera persona, la primera impresión que me produce la Suface PRO 3 es que es demasiado grande para una tableta, demasiado pequeña para un portátil, demasiado cara para un ultrabook.
Es un Tablet PC, con mucho menos peso, más tecnología, potencia y con un solo mismo problema: un precio elevado.
Puede significar el abandono de RT y de las tabletas de consumo para la generalidad de los usuarios, centrándose en el mercado minoritario de los superdeportivos de la informática. Y, en donde pienso, no hay hueco para una segunda Apple.
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