En septiembre vimos llegar el Lenovo Yoga C630 y a mediados del mes de octubre conocimos el nuevo Galaxy Book2 de Samsung, un convertible basado en el nuevo procesador Qualcomm Spandragon 850 que llegaba para borrar las malas impresiones que habían dejado los primeros equipos con procesadores ARM.
El Snapdragon 835 no terminaba de funcionar y para enmendar la plana llegaba el Snapdragon 850, una versión potenciada y adaptada a este tipo de dispositivos del Snapdragon 845 que vemos en algunos _smartphones_, entre ellos el Galaxy Note 9. Ahora ha sufrido ligeros retoques para adaptar su uso y mejorar el rendimiento de este tipo de dispositivos.
Hasta aquí todo va sobre ruedas. El problema es que el Qualcomm Snapdragon 850 está enfocado para trabajar con Windows 10 October 2018 Update. Esta es la versión de Windows que sí que ofrece soporte para dicho procesador, de forma que en conjunto se puede exprimir al máximo el rendimiento de la máquina.
Y pese a estar a la venta, aún seguimos esperando la llegada de la actualización de otoño de Windows 10, una espera que tiene consecuencias. Salvo los "afortunados" que se hicieran con alguna de las que llegaron al mercado, el resto siguen usando Windows 10 April 2018 Update. Esto significa que el procesador Snapdragon 850 no rinde todo lo bien que debiera.
Es probable que el dispositivo sea menos estable y no esté todo lo bien optimizado que debiera al ejecutar Windows 10 de abril de 2018. Un problema que no es exclusivo de este modelo y que afecta cómo decimos, a otros que también tengan en su interior el Snapdragon 850, cómo es el caso del Lenovo Yoga C630.
Es de esperar que Microsoft no tarde demasiado en liberar Windows 10 October 2018 Update y de esta forma se puedan liberar los parches que mejoren el rendimiento de estos equipos, los cuales mientras tanto, no ofrecerán casi con total seguridad, el rendimiento que muchos esperaban cuando salieron al mercado.
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