El arte contemporáneo es algo ya conocido desde, al menos, el furor de las video esculturas a finales de los 80. Utilizar las crecientes capacidades que ofrece la tecnología para buscar nuevas formas de expresión y de arte ha permitido abrir todo un mercado de donde han surgido verdaderas obras de arte y, la mayoría de las veces, engendros infumables.
Hoy quiero traer un ejemplo del uso del sensor Kinect para la captura del movimiento de una bailarina en tres dimensiones, y construir una preciosa pieza audiovisual uniendo el sonido y los efectos de partículas creados con el software de animación 3D Max.
En resumen, belleza hipnotizante al alcance de presupuestos modestos. Que consigue un resultado inquietante, sorpréndete y curiosamente sutil. Que sugiere, transforma y le da un sentido visual a la realidad vaporosa del cuerpo en movimiento.
Merece mucho la pena el vídeo del “Cómo se hizo”, al final del artículo original, que muestra la simplicidad del equipamiento utilizado, empezando por tres modestos sensores Kinect para la captura del movimiento
Vía | Next at Microsoft
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