Esta mañana, durante el desayuno, me topado con una curiosa noticia. Entre la población en Europa, una de cada cuatro personas tiene más confianza en una inteligencia artificial que en un político. Quizás si esa encuesta la hacen en España, el porcentaje fuese mayor, pero ahora no viene al caso.
Lo cierto es que la presencia de la IA, sí, la que nombraba Arnold allá por el 1984 o Morfeo en 1999, tiene cada vez más protagonismo en nuestras vidas. Una presencia cada vez mayor que despierta alabanzas a la par que se encarga de poner nuestro sistema en alerta, algo que ha confesado Bill Gates recientemente durante su participación en el evento "Stanford Institute for Human-Centered Artificial Intelligence".
Una dualidad peligrosa
Durante su intervención en la prestigiosa Universidad de Stanford, el fundador de Microsoft ofreció su opinión sobre la Inteligencia Artificial. Una opinión fundada de alguien conocedor de buena parte de los entresijos y quién sabe, sí de secretos, de los que nos podría deparar el futuro tecnológico inmediato.
Y la verdad, lejos de lo que muchos pudieran esperar, las palabras de Gates al respecto arrojan un sabor agridulce. Por una parte alaba el potencial que puede ofrecer la adopción de la IA, pero por otra parte advierte del gran peligro que un uso irresponsable conlleva. De hecho la llegó a comparar en peligrosidad con la tecnología nuclear, como un avance en la humanidad capaz de ofrecer lo mejor y lo peor.
"El mundo no ha presenciado muchas tecnologías que sean, a la vez, prometedoras y peligrosas".
La Inteligencia Artificial puede tener estas dos caras, al estilo de Harvey Dent. Una cara amable que puede ofrecer múltiples aspectos beneficiosos para la sociedad y que conviene explotar, pero también una cara oscura y siniestra si se enfoca su uso en caminos equivocados.
En la parte positiva, Gates saca a relucir su actividad filantrópica y habla de aplicaciones en salud o en su aplicación en el campo de la sanidad y la salud. La IA puede contribuir a descubrir nuevos fármacos y tratamientos y esa posibilidad hay que aprovecharla.
"Ha sido la tecnología que ha permitido identificar fármacos prometedores y acelerar su desarrollo".
La educación es otro de los campos más sensibles, pues la adopción de la IA podría transformar la educación tal y como hoy la conocemos, facilitando que los estudiantes tengan profesores asistidos por la IA
"Con todo lo que hemos aprendido sobre educación, todavía se podría decir que el mejor maestro es el que vivió hace 100 años. No se podría decir eso de los médicos".
Una forma de lograr un aprendizaje individualizado y orientado a mejorar las capacidades del alumno de forma individualizada por medio de una asistencia al profesorado más adecuada.
En la parte oscura, sin embargo, salen a relucir las comparaciones con la tecnología nuclear, si bien establece matices. Mientras que las armas que fueron desarrollados casi en su totalidad por los gobiernos y ejércitos, el desarrollo de la IA recae en los laboratorios universitarios y en las empresas privadas. Según Gates, los gobiernos no miran con los mismos ojos a la IA y a las tecnologías anteriores.
No obstante, Gates terminó su participación dejando una visión optimista del uso de la Inteligencia Artificial. En el futuro, la IA y las máquinas desarrollaran una gran cantidad de actividades que ahora son impensables. Quedará por ver como los humanos asumimos ese paso a un rol secundario en muchos aspectos y como lidiamos con problemas como el aumento del desempleo que puede provocar esta evolución.
Vía | Sillicon Valley
Más información | Stanforddaily