La reciente presentación de Microsoft en el pasado E3, seguido y transmitido al minuto por XatakaWindows, me ha dejado sorprendido e ilusionado con como Microsoft está cerrando el círculo de un ecosistema, cada vez más complejo y completo.
Una forma de interaccionar con las aplicaciones informáticas que es, al menos, tan revolucionaria como cuando Bill Gates declaró su intención de poner un ordenador en cada casa, y en cada uno el mismo sistema operativo.
¿Dónde estamos ahora mismo?
La era post-pc es una realidad que, incluso, los más amantes de los equipos de sobremesa debemos de aceptar. No porque vayan a desaparecer, sino porque finalmente los portátiles han conseguido desplazarlo como equipo genérico; siendo a su vez amenazados por la pujante llegada de dispositivos que ofrecen aún más movilidad como son los ultrabooks o las tabletas; y eso sin contar la llegada explosiva de los smartphones, que se han convertido en verdaderos centros de consumo de información y socialización.
Mientras esto ha ocurrido a nivel de usuario final, en las grandes corporaciones Microsoft se ha convertido en el gigante más grande del mercado, situando sus plataformas en todos los nichos y usos posibles, dando así soporte a un interminable catálogo de software propio y de terceros.
Sin embargo, aunque parezca obvio, nadie hasta este momento se había planteado el dar un paso más allá y crear un solo ecosistema que permita a las personas utilizar los programas “de ordenador” de la misma forma, sea cual sea el dispositivo físico.
Así, por ejemplo, si estoy en el ecosistema Apple, es muy diferente tanto en interfaz de usuario como en la filosofía de trabajo, el utilizar un Mac Book, un iPad o el iPhone. Sucediendo algo similar con Google y Android, en donde en los ordenadores personales no hay tan siquiera una experiencia similar a un Sistema Operativo, más allá del nivel anecdotario.
¿Hacia dónde nos está llevando Microsoft?
Para Microsoft ha sido obvio que el siguiente paso que se debía conseguir era que las personas tuvieran una misma experiencia de uso de las aplicaciones informáticas sin importar el hardware sobre el que corriera.
Pero esto es muy fácil decirlo “a toro pasado”, ya que las dificultades técnicas, tanto de hardware y de software son muy complejas e importantes. Y los costes de investigación y de inversión, astronómicos.
Sin embargo, y a pesar de lo arriesgado de la apuesta, ahora mismo el ecosistema está prácticamente cerrado en su primera versión.
Tenemos un conjunto de dispositivos que ya no se definen por su hardware, si no por su interfaz de usuario: ModernUI; y que se pueden dividir en cuatro grandes familias como son Windows 8 RT, Windows 8 PRO, Windows Phone 8 y Xbox.
Esta abstracción de las funcionalidades con respecto al hardware ya permite utilizar el mismo software con diferentes artilugios de forma simultánea, como ocurre con SmartGlass, lo que nos permite utilizar dispositivos multimedia externos a la Xbox – incluyendo equipos Android e iOS – como hardware secundario de información e interacción.
Para que nos entendamos, estar echando una partida a un simulador de carreras de coches en la Xbox y ver el estado del vehículo o datos de la competición en nuestro iPad, Surface o Galaxy.
Estamos en versión 1, el futuro está en la nube
Yo soy de la opinión de que estamos ante una primera versión del ecosistema Windows que está un poquito por encima del nivel de Beta avanzada. Y por eso aún hay tantas cosas que chirrían, que producen molestias y enfados en los usuarios.
Errores, como la comercialización de Windows Phone 7, el no entrar en el mercado de los ereader, el titubeante andar del Windows RT – que aún no veo claro su futuro -, la estrategia de comunicación en la batalla de presentaciones de la Xbox ONE en el E3 frente a la PS4, etc.
Y eso que no estamos al tanto de las polémicas a nivel de programadores que se mantienen por debajo del horizonte de la información general, y que han sido (y siguen siendo) agrias y vehementes.
Pero las bases son buenas, son estables y son muy robustas. Mi experiencia personal ha ido cambiando en estos últimos meses hacia una interacción con mis sistemas de información, tanto para producir como para consumir, que es atemporal, sin depender de mi situación geográfica y sin importar (casi) el dispositivo que esté utilizando.
Apuntar una idea, añadirle documentos, fotos, audio o notas manuscritas; recuperarlo en cualquier momento, desde cualquier dispositivo, en cualquier lugar; poder manipular, modificar y trabajar con esa información; y poderla exponer, imprimir, proyectar.
Todo esto ya se ha convertido algo natural y no entiendo mi sistema informático de otra forma. Y si esto es la primera versión... ¿qué veremos en pocos años?
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