La semana pasada Microsoft presentaba los resultados financieros para el tercer trimestre de su año fiscal: los meses entre enero y marzo de 2013. Los números mostraban la robustez de la empresa que mantiene buenas cifras de ingresos y beneficios, por lo que no es de extrañar que la compañía atraiga la atención de los inversores. Pero cuando la inversión viene de un importante fondo de inversión y la cifra supera con creces los mil millones de dólares no puede pasar desapercibida.
Eso acaba de ocurrir con el movimiento realizado por ValueAct, un importante fondo de inversión norteamericano, que ha decidido comprar acciones de Microsoft por valor de 1.900 millones de dólares. Con tal cantidad el fondo gana una posición estratégica en la compañía, obteniendo cerca del 1% de sus acciones y despertando a su paso todo tipo de especulaciones.
Después de que la cadena CNBC publicase en Twitter la información, otros medios, como StreetInsider, empezaron a barajar la posibilidad de que la acción tuviese como objetivo ganar posiciones para forzar la retirada de Steve Ballmer como CEO de la compañía. No sería la primera vez que una operación así es promovida desde un fondo de inversión. En 2011 el CEO de otro importante fondo ya apuntaba a la necesidad de un cambio en la dirección de Microsoft. Por aquel entonces la cosa no fue a más y lo cierto es que en esta ocasión la operación parece menos hostil.
A las pocas hora de publicarse la noticia, el propio CEO del fondo de inversión, Jeffrey Ubben, anunciaba el movimiento en una conferencia para inversores en Nueva York. En ella dejaba claro que su objetivo no es modificar la estrategia de Microsoft ni hacer campaña pública para forzar cambios en la compañía. Si mostró interés en las posibilidades de expandir cuanto antes Office a más plataformas, como Android e iOS, y en la oportunidad de futuro de los servicios en la nube.
La cuestión es que, a pesar de no ser su intención, la operación ha vuelto a poner en la palestra la posición de Steve Ballmer como máximo dirigente de la compañía. Pero en realidad nada hace presagiar un cambio cercano en la dirección y, por ahora, la única consecuencia real de la inversión es que la acción de Microsoft subió ayer un 3,6% hasta cerrar el día en 30,83 dólares.
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