Satya Nadella empieza a sentirse cómodo al mando de Microsoft. Prueba de ello es que este mes de julio ha decidido levantarse para sacudir un par de veces el cojín de su asiento y eliminar definitivamente la forma que en él habían dejado los años de Steve Ballmer allí sentado. El resultado es un correo dirigido a los más de 100 mil empleados de la compañía, y a quien quiera oírlo, con el que empieza a definir las grandes líneas de su mandato a partir del próximo año fiscal 2015.
Cierto es que Nadella trató de cambiar el lema de la compañía nada más tomar posesión del cargo de CEO, con ese “mobile-first, cloud-first” que tanto ha repetido desde entonces y con ciertos cambios en los cuadros directivos; pero ha sido realmente ahora cuando ha compartido su visión de futuro. Una visión que pretende superar el pasado y construir una nueva Microsoft más centrada y única.
Dejando atrás la era Ballmer
Microsoft solo ha tenido tres CEOs a lo largo de sus casi 40 años de historia. Uno de ellos era su fundador, Bill Gates, y el otro su mano derecha, Steve Ballmer. Satya Nadella es diferente. Conoce bien a la compañía, no en vano lleva trabajando allí más de dos décadas, pero no está condicionado por su historia. El nuevo CEO está dispuesto a romper con el pasado y someterlo todo a revisión. No hay lugar para la tradición en esta industria y Nadella hace bien en repetirlo.
La consecuencia de lo anterior es que Nadella pretende abrir una nueva época que deje atrás esa compañía de “dispositivos y servicios” que pretendía construir Ballmer. El leitmotiv acuñado por el anterior CEO hace menos de dos años no es de su gusto y no ha tardado en renunciar a él.
La cosmovisión de Nadella es la de un mundo en el que la prioridad son lo móvil y la nube, dos entornos que conectan a las personas a través de múltiples pantallas y dispositivos con las que interactúan a diario. Pero para él los dispositivos no son lo importante, lo importante es la capa de servicios y aplicaciones que puedan ejecutarse en ellos y ser útiles a la gente. En este terreno todavía no hay un ganador claro y es ahí donde ve una oportunidad para Microsoft.
La Microsoft de Nadella
La palabra clave, y una de las más repetidas en el correo, es “productividad”. Nadella considera que lo que hace única a Microsoft es su capacidad para dotar a las personas de herramientas para hacer cosas. Solo su compañía puede contribuir al mundo con plataformas capaces de tener un impacto significativo en la productividad de usuarios y organizaciones.
Productividad y plataformas son los dos conceptos en torno a los que quiere redefinir a Microsoft. Los dos son explicados en un texto que desprende una retórica más cercana al mercado empresarial que al de consumo. Y es que Nadella tiene claro en que sectores es fuerte ahora mismo su compañía.
Pero el enfoque empresarial no significa dejar de lado al conjunto de los consumidores. Preguntado por ello en The Verge, Nadella responde con la idea de que el sector empresarial y el mercado de consumo no son dos compartimentos estancos y todos tenemos esa doble vertiente de trabajo y vida que ha de ser tenida en cuenta. Es ese usuario dual del que habla en su correo.
Según Nadella Microsoft debe ser capaz de proporcionar herramientas para los dos entornos: trabajo y vida. Aunque el término productividad se asocie más al primero también tiene aplicaciones en el segundo. La creciente conversión de elementos de nuestra vida hacia lo digital hace necesario dotar a las personas de aplicaciones y servicios que le permitan construir experiencias en torno a ellos.
Nadella habla de reinventar la productividad, de innovar y crear nuevas herramientas que sean útiles en su empeño de que la gente pueda hacer más. Si Microsoft lo logró en sus inicios contribuyendo de manera destacada a colocar un ordenador en cada casa y escritorio, ahora toca repetirlo en un mundo en el que nos rodean multitud de pantallas y la información está en todo momento accesible desde cualquier lugar y en cualquier momento.
La nube y la multitud de plataformas
En esa necesaria ubicuidad de la información es dónde juega un papel fundamental la infraestructura de la nube. Esa obsesión que en los últimos años recorre la industria y de la que Nadella sabe un rato. Después de todo fue él quien guió a Azure hasta el sitio que ocupa hoy en el sector.
Microsoft tiene su nube y sus sistemas operativos. Los dos en conjunto proporcionan una plataforma para la productividad que Nadella quiere destacar por encima de cualquier producto o servicio individual de la compañía. Azure y los sistemas Windows son los elementos que delimitan el centro sobre el que quiere orbitar el nuevo CEO, vendiendo su capacidad como herramientas productivas tanto en el trabajo con en la vida como elemento diferenciador.
Pero tener su propia plataforma no implica dejar otras de lado. Cuando Nadella habla de múltiples dispositivos sabe perfectamente que muchos de ellos pueden no estar funcionando con sistemas de Microsoft. Los usuarios en su día a día se mueven entre varios sistemas diferentes y el objetivo debe ser estar en todos ellos. Lo importante es que usen servicios de Microsoft, tanto en el trabajo como en casa, y no estén condicionados por el tipo de sistema con el que se esté interactuando.
El movimiento parece una jugada más cercana a las posiciones de Google que a las de Apple, aunque Nadella también ha querido marcar distancias respecto a los de Mountain View. En su correo, el nuevo CEO habla de las posibilidades que ofrecen la inmensa cantidad de datos a los que la compañía tiene acceso a través de sus servicios, pero repite en varias ocasiones la importancia de hacer un uso cuidadoso de ellos, respetando en todo momento la privacidad y seguridad de los usuarios.
¿Qué pasa con el hardware?
Repasando el correo se aprecia como esa esencia que hace única a Microsoft definida por Nadella tiene una orientación clara hacia el software y deja poco lugar para el hardware. Esto, que no deja de ser una vuelta a los orígenes, cuando Bill Gates la definía como una compañía de software; pone en duda el futuro de los esfuerzos recientes de la compañía en materia de fabricación de dispositivos.
Para Nadella el papel del hardware de Microsoft debe ser el de abrir mercados y definir nuevas categorías de productos. Algo que suena similar a la excusa utilizada por Ballmer para introducir los tablets Surface en el mercado, aunque con motivaciones que ahora parecen distintas. Mientras que el antiguo CEO parecía decidido a convertir a Microsoft en una empresa de hardware y software a lo Apple, el nuevo CEO parece preferir dejar a otros la fabricación de dispositivos y concentrarse en proporcionar la plataforma sobre la que funcionen.
El problema es que antes de terminar su mandato Ballmer cerró la adquisición de la división e dispositivos de Nokia. Bajo su antigua estrategia esa jugada tenía todo el sentido, pero ya no. Nadella, que inicialmente se opuso a la operación, no parece querer seguir esa línea y algo tendrá que hacer con un fabricante que acumula más del 90% del mercado de Windows Phone. Llegados a este punto quizás no sea descartable una venta rápida de la división como Google hizo con Motorola. Cosa que, por cierto, explicaría el empeño en mantener la marca Nokia en futuros smartphones.
Sorprendentemente, el único hardware cuyo futuro ha sido asegurado es Xbox. La consola de los de Redmond fue colocada en el punto de mira durante el proceso de elección del nuevo CEO y todavía hay quien parece dispuesto a apoyar una posible separación de su división de la compañía madre. Pero Nadella ha decidido salir en su defensa asegurando que su valor como marca es importante para Microsoft y que la compañía puede valerse de muchos de los avances que promueve.
Cambiando hacia una nueva Microsoft
En el extenso correo de Nadella hay sitio para revisar la cultura de empresa de Microsoft y alertar a los empleados sobre los cambios que se avecinan. Sin mencionar posibles y rumoreados despidos, en este apartado el nuevo CEO habla de modernizar la organización, reducir órganos de decisión, definir procesos más enfocados y medibles, mayor control de resultados, etc. Todo ello atendiendo a la necesidad de predecir mejor lo que quieren los usuarios y el mercado.
Empezando este mismo mes de julio, la nueva dirección pretende promover una nueva reestructuración de la compañía durante los próximos seis meses. Todos los departamentos y equipos deberán simplificar su funcionamiento para moverse con mayor rapidez y eficacia, tratando de atajar el problema de lentitud que se suele achacar a Microsoft. Someter todo a revisión y un renovado ímpetu en la innovación son las marcas de la nueva cultura que se pretende imponer en Redmond.
Todo para poder poner en marcha una nueva Microsoft. Una alejada de intentonas pasadas con las que parecería querer ser Apple. Una que, a decir verdad y aunque sea con sus propias formas, suena ahora más cercana a Google. El énfasis en el software y en construir plataformas y herramientas, la atención al uso dual trabajo/vida que hacemos de ellas, el recurso a los datos como forma de proporcionar mejores experiencias, etc; parece más cerca de Mountain View que de Cupertino.
Aún así, y más allá de parecidos razonables, Microsoft tiene que ser Microsoft y a eso es a lo que apunta Nadella. Tras años en los que se le acusaba ir a remolque de lo que otras compañías ponían en el mercado, la nueva Microsoft esbozada en el correo por su CEO parece dispuesta encontrarse a sí misma y empezar a marcarse su propio camino. El mercado espera.
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