Han pasado más de cuatro meses desde que Ballmer anunció su retirada como CEO de Microsoft. La junta directiva de la compañía esperaba tener elegido un sustituto en noviembre o diciembre, pero la decisión se ha visto retrasada hasta los primeros meses de este 2014 que acaba de empezar. Entre los motivos del retraso podría estar la presencia en la junta de algunos miembros.
El Wall Street Journal se pregunta precisamente eso y tira de sus fuentes para tratar de indagar en el proceso y en la opinión de alguno de los potenciales candidatos a nuevo CEO. A algunos de ellos parece preocuparles la probable presencia en la junta de Bill Gates, fundador de Microsoft; y de Steve Ballmer, aún CEO de la compañía; pero también la del presidente de ValueAct, un fondo de inversión que parece empeñado en promover un cambio en Redmond.
Aunque Microsoft no ha dicho aún si Ballmer y Gates permanecerán en la junta directiva, estos fueron reelegidos en noviembre por los accionistas por un período de un año. Es cierto que podrían dejar antes de tiempo sus puestos, pero parte de los candidatos a CEO están preocupados por la situación con la que tendrían que lidiar si deciden seguir en la junta.
Gates, Ballmer y el nivel de poder del nuevo CEO
Las discusiones giran en torno al nivel de compromiso que Ballmer y Gates mantendrán con la compañía una vez que el nuevo CEO tome el relevo. Juntos poseen un 8,3% de las acciones de la compañía y, a pesar de ser útiles como asesores y consejeros, su presencia podría suponer una traba para llevar a cabo cambios en la futura Microsoft.
Algunos candidatos parecen estar particularmente inquietos ante Steve Ballmer. Más a tenor de sus últimas decisiones, como la reorganización interna o la compra de Nokia, las cuales condicionan parte del futuro que tendrá que afrontar su sucesor. Es una incógnita como afectará la presencia de Ballmer si el nuevo CEO decide dar marcha atrás o modificar algunas de estas decisiones.
Pero la presencia de Bill Gates también es intimidatoria. Como fundador de la compañía Gates puede dominar las discusiones de la junta y ya afirmó en una entrevista el pasado noviembre que esperaba pasar un tiempo considerable trabajando con el próximo CEO.
El tercer elemento perturbador lo constituye el fondo de inversión ValueAct. Tras comprar acciones de Microsoft por más de 2.000 millones de euros y mostrar su desacuerdo con la marcha de la compañía, su presidente Mason Morfit se unirá a la junta directiva durante este año. Las relaciones con él pueden ser otro punto de conflicto para el nuevo CEO.
La junta no está pasando por alto estas consideraciones. Sin ir más lejos, no parece que ni Ballmer, ni Gates, ni ValueAct tengan poder de veto sobre la selección del futuro CEO. Pero los detalles sobre la situación con la que se encontraría a su llegada y el nivel de poder y autonomía de los que podría disfrutar parecen estar dificultando el avance del proceso.
Vía | The Wall Street Journal
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