Hemos visto hace poco como Samsung ha lanzado al mercado el Samsung Galaxy S8. Un terminal tremendo pero que carece de ese efecto _wow_ que sí percibíamos hace algunos años. Es algo que además es común a más empresas como es el caso de Apple (el iPhone lleva un tiempo estacando) y que en general afecta a todas las marcas y ecosistemas. Más potencia sí, mejor cámara pero... no hay más caminos que tomar.
Esto ha llevado a muchos a pensar que hemos tocado techo, al menos por ahora, en cuanto a posibilidades de crecimiento en el panorama móvil. Y decimos crecimiento en lo referente a novedades que realmente aporte mejorías llamativas y no evoluciones de lo que hasta ahora tenemos. Una discusión que hemos tenido y que cobra más fuerza con declaraciones como las de Satya Nadella ayer o las de Alex Kipman hace unas horas.
Y es que este señor es ni más ni menos que la mente pensante tras las HoloLens y Kinect y para confirmar nuestras percepciones basta con coger unas declaraciones que ha concedido a Bloomberg en las que viene a enterrar al teléfono, al menos tal y cómo lo conocemos.
Puede sonar fuerte pero según Kipman el futuro no es de los teléfonos, sino de nuevos dispositivos que están por llegar y en los cuales la realidad mixta tendrá un papel fundamental. Puede que no sea algo inmediato, de hecho es una tecnología aún verde para que se extienda rápidamente, pero no tardaremos mucho en verla como algo habitual.
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Unas declaraciones en las que afirma que "aunque el usuario de a pie no lo percibe, no hay duda que el teléfono está muerto" de cara al futuro. Algo que nos hace pensar si este parón en la escala de crecimiento de los últimos tiempos puede venir motivado por el hecho que las empresas se estén ya centrando en otros desarrollos de cara al futuro.
Y es que si lo pensamos fríamente ¿qué nos impulsa a pasar de un iPhone 6S Plus a un iPhone 7 o de un Galaxy S7 Edge a un Galaxy S8? No hay muchas diferencias. De hecho las marcas están comenzando a hacer un esfuerzo importante en mostrar al _software_ que incorporan como un factor diferencial y diferenciador viendo que sólo por especificaciones ya no conquistan al usuario.
Puede que mientras leemos estas declaraciones en Redmond, Cupertino o Mountain View por poner sólo tres ejemplos, ya estén trabajando en esos nuevos dispositivos que quién sabe, podrían hacer que el móvil saliera de los bolsillos y pasará a la funda de las gafas de sol...
Vía | The Verge
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Usuario desactivado
Es notable como a veces una simple palabra condiciona la manera de pensar acerca de algo; un ejemplo claro es el tema de los teléfonos celulares y los teléfonos inteligentes, es una gran perogrullada decirlo, pero puede olvidarse fácilmente que se trata de dos cosas distintas y por eso es que a mucha gente, especialmente aquellos que no se interesan por los temas tec, le cuesta pensar en los llamados "smartphone", como lo que realmente son: ordenadores.
Lo claro es que ya no cabe de ningún modo pensar en esos aparatos como teléfonos, ni siquiera con "apellido" inteligente, ni siquiera llamarlos así.
Digo la obviedad anterior porque permite plantear otra obviedad, de que sirve que estos miniaturizados ordenadores aumenten continuamente su capacidad de computo, si tan solo se los va a utilizar para los "selfies", las redes anti sociales, y los jueguillos, por ejemplo, para eso ya estan sobrados, incluso los gama media, es natural que llegue el momento de evolucionar a otras cosas. Puede que lo que esté muerto o muriendo, sea el concepto de lo que estas máquinas deben hacer.
En cuanto al aspecto físico que tendrán los nuevos ordenadores móviles, como decía mi abuelita: "lo más seguro es que quién sabe".
Lo que no parece válido es seguir llamando a estos aparatos teléfonos.
mrkarate
Es claro que Microsoft desea lograr un "efecto Iphone", es decir, ese golpe de efecto que tuvo el primer Iphone con su gran pantalla tactil, su tienda de musica y aplicaciones y sus multiples funciones, que contrastaban con el resto de las opciones de su época. Un móvil que no se parecía en nada a un movil.
Pero ésta vez no será tan sencillo, al contrario que en aquel entonces, hoy los usuarios están repartidos entre Android y IOs, dos opciones ya sólidamente asentadas y muy maduras, que han logrado un alto grado de fidelización a pesar de no ser perfectas, gracias en gran medida a su inmenso catálogo de apps.
Creo que Microsoft tendría que hacer algo que cree una sensación de necesidad demasiado poderosa en el consumidor promedio para que funcione (y que no pueda ser replicada por Android y IOs posteriormente) a un precio competitivo y con una correcta promoción y distribución, aparte de lograr el apoyo de los desarrolladores de apps.
Lo veo bastante dificil.
ariasdelhoyo
Off topic.
Para los que ya peinamos canas, la foto del principio es una versión futurista del -¿Cómo estaba la plaza? ¡Abarrotá, abarrotá!-
ariasdelhoyo
De la misma manera que los PC de sobremesa hace mucho que dejaron de evolucionar de una manera evidente, así le está pasando a los teléfonos. El último gran avance de los PC fue el uso de las pantallas LCD. Desde entonces no hay nada nuevo. Desde el iPhone, los teléfonos no han evolucionado, son vueltas de tuerca a los mismos asuntos. De hecho estos teléfonos como comentan en otra entrada, no dejan de ser ordenadores en una mano.
Hay que encontrar un cambio de paradigma, han intentado buscarlo en las gafas, en los relojes, pero no deja de ser lo mismo.
Creo que los grandes cambios vienen de la diferente manera de interactuar con la máquina. Hubo un gran salto de manejar las computadoras con tarjetas perforadas, a poder ver la información en una pantalla, a poder escribir en un teclado, a poder manejarlas con un ratón, a poder usar gestos con el dedo sobre una pantalla. Me da la impresión de que el futuro puede ir por ahí. No creo que sean los gestos en el aire, ni las instrucciones vocales, porque una de las cosas que busca uno es la intimidad, y si andas haciendo movimientos de manos y brazos en el aire, o hablando con la máquina, todo el mundo se enterará de lo que andas haciendo. Creo que el siguiente gran salto será cuando podamos interactuar con el propio pensamiento.
Hasta que llegue ese momento, estaremos haciendo lo mismo.