Ballmer no está seguro de su marcha, pero cree que es lo mejor para Microsoft

Ballmer no está seguro de su marcha, pero cree que es lo mejor para Microsoft
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En agosto Microsoft anunciaba que Steve Ballmer dejaría su puesto de CEO en algún momento de los próximos 12 meses. Los motivos de su marcha no están del todo claros, pero un reportaje de Monica Langley, periodista del Wall Street Journal que pasó dos días con Ballmer en el campus que la compañía tiene en Redmond, ayuda a esclarecer mejor algunos detalles.

El reportaje desprende por todas partes lo dura que fue la decisión para Ballmer, quien, a pesar de todo, considera que es la decisión correcta. A Langley le quedó claro desde la primera conversación que tuvo con él. A la pregunta de si estaba seguro de su decisión, Ballmer respondió que personalmente no está seguro de irse, pero si lo está de que es lo mejor para Microsoft.

Ballmer considera a Microsoft como un hijo más. No en vano lleva 33 de sus 57 años de edad en la empresa y es su segundo mayor accionista individual. Por eso no resulta complicado ver que su decisión fue de todo menos sencilla. Pero Ballmer ha llegado a comprender que Microsoft puede ir mejor sin él, y nadie se preocupa más de una compañía a la que considera su vida.

El propio Ballmer se ha dado cuenta de que ya no está preparado para liderar la empresa, no sólo por los nuevos retos de la industria sino también por la propia cultura corporativa que ayudó a inculcar.

“Quizás soy un emblema de una época antigua, y tengo que seguir adelante” ... “Por mucho que me encante todo lo que estoy haciendo, la mejor forma de que Microsoft entre en una nueva era es un nuevo líder capaz de acelerar el cambio.”

Ballmer sabe que Microsoft necesita cambiar

A pesar de los buenos resultados financieros, en Redmond saben que la compañía necesita cambiar. El año pasado, Ballmer y la junta directiva llegaron al siguiente acuerdo: manteniendo su negocio de software para empresas, Microsoft debe cambiar su organización y reorientar sus esfuerzos hacia los dispositivos móviles y servicios online, reduciendo su dependencia del mercado de PCs.

Ballmer con el nuevo logo de Microsoft

Ballmer se veía preparado para liderar la transición. Siempre entendió que estaba ya en el tramo final de su mandato, pero su plan para retirarse llevaría un poco más de tiempo. Pretendía mantener el puesto cuatro años más y liderar el cambio de Microsoft hacia la compañía de dispositivos y servicios que esbozó en su carta a los accionistas el año pasado. Incluso empezó a planear su propia sucesión preparando entrevistas a posibles candidatos para el puesto de CEO.

Durante los últimos meses Ballmer trató de adaptar a la compañía y a sí mismo a un nuevo mundo

El plan para cambiar Microsoft se pusó en marcha el año pasado, aunque algunos pasos tuvieron que esperar. Ballmer prefirió dejar para más tarde la reestructuración interna para no alterar la salida de Windows 8 en octubre. Pasada ésta, trató de adaptar a la compañía, y a sí mismo, a un nuevo mundo. Estaba cambiando e incluso los directivos designados por él durante estos años percibieron el cambio, no sólo en la organización, sino también en la forma de trabajar de Steve.

Pero el tiempo corría en su contra. Por mucho que a la junta directiva le gustase su nuevo plan, no estaban dispuestos a esperar mucho. En enero de este año empezaron a pedirle que fuese más rápido. El presidente de la junta, John Thompson, asegura que aunque “no forzaron a Steve para que renunciase”, si le estaban “presionando para ir más rápido”. La junta considera que la empresa necesita una transformación que se está demorando demasiado en el tiempo, y lo mismo parecen opinar importantes inversores que también empujan en esa dirección.

Y el cambio empieza por uno mismo

Ballmer no es ni mucho menos un mal CEO. Durante su etapa al frente consiguió que Microsoft triplicará sus ingresos hasta los 78 mil millones de dólares del pasado año fiscal, y aumentó sus beneficios en un 132%, cerrando con 22 mil millones de dólares dicho ejercicio. Pero, por mucho que las cifras estén de su lado, todos parecen querer un nuevo CEO capaz de innovar en áreas que él dejó escapar: móviles, tablets, servicios de internet e incluso la incipiente tecnología para llevar.

Ballmer empezó a percatarse de que se había convertido en un patrón para Microsoft que necesitaba ser roto

A pesar de lo mucho que lo intentase, él mismo comenzó a preguntarse si sería capaz de cumplir con el ritmo exigido por la junta directiva. El mayo pasado empezó a pensar que quizás Microsoft pudiese cambiar más rápido sin él. Por muchos esfuerzos que hiciese por cambiar siempre habría dudas en otros: empleados, directivos, inversores, socios y consumidores; a los que les costaría creer lo serio y decidido que estaba a ello. Se había convertido en un patrón que necesitaba ser roto.

A finales de ese mismo mes de mayo la decisión estaba tomada: tenía que dejar el puesto de CEO. Ballmer llamó a John Thompson para comunicarle su decisión. La noticia no pareció sorprender a la junta directiva de Microsoft. Buena parte de los miembros consideraban que quizás “nuevos ojos y oídos puedan acelerar lo que estamos tratando de hacer aquí”.

Bill Gates y Steve Ballmer

Uno de los miembros de la junta es su predecesor, Bill Gates, que entiende mejor que nadie lo difícil que es para Ballmer dejar una compañía que considera su vida. Gates abandonó el puesto de CEO de Microsoft en junio de 2008 y desde entonces se dedica a labores filantrópicas con su fundación.

Ballmer encontrará también su hueco. No en vano ya ha recibido ofertas de todo tipo, que van desde profesor de universidad hasta entrenador del equipo de baloncesto de la escuela de su hijo pequeño. Aunque no descarta la posibilidad de seguir siendo directivo en Microsoft, de lo que parece estar seguro es de que no volverá a dirigir una gran empresa.

El 21 de agosto la junta directiva de Microsoft aceptó el retiro de Steve Ballmer. El 23 se hacía pública la noticia. Desde entonces la búsqueda para un sustituto continua. Y puede que pronto tengamos noticias sobre ello, pues la junta planea reunirse el próximo 19 de noviembre, durante la reunión anual de la compañía con los accionistas, para seguir con el proceso.

Vía | The Wall Street Journal

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